Tener y perder una morada nos obliga a enfrentarnos a las preguntas sobre la identidad y la pertenencia.
Los dibujos parecen silenciosos y estáticos, pero están sumergidos en el tiempo que corroe y en sentimientos profundos y violentos. ¿Qué es necesario para construir una casa? ¿Es posible
tapar las grietas y evitar el desastre? Doméstico es la pregunta sobre el diálogo con el otro que habita (o no) el lugar físico conmigo, sobre el diálogo con uno mismo y la posibilidad de hablar con lo desconocido que vive en el abismo. No se trata de rendirse frente al lugar de la devastación, sino de volver a habitarlo y llamarle hogar.