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Ven, excavemos juntos el exquisito caos de la memoria y las entrañas, esa forma marañosa donde se desarticula el pensamiento y las palabras. Ven, perturbemos la estática, giremos el engranaje del mundo y sus sublimes formas, desatemos trazo a trazo el vaivén que desnuda la cruda realidad y su pintoresco fabulario. Ven, abramos los ojos, venzamos los miedos, hurguemos la tierra, esculquemos el fondo, emprendamos juntos una nueva fuga, una nueva imagen… la siento latir, ella puede estallar en cualquier momento entre mis dedos.

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Pajarraco

Pajarraco pregunta cómo una niña se enfrenta al duelo, a la muerte de otros y la muerte de partes de sí misma. Los dibujos ocurren en un espacio gris, un mundo metafísico, en el que sus habitantes pueden cambiar de forma, materia y tamaño. ¿Cómo podemos reconocer al otro? ¿Cómo podemos amarlo? La transmutación constante entre la vida y la muerte, entre materia y espacio inunda a Pajarraco. Puede que no podamos volver a ser lo que éramos, pero ahora podemos llegar a ser mandarino, nube, estrella.

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